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Introducción
Las organizaciones deben de utilizar adecuadamente su conocimiento no solo
para el desarrollo adecuado de sus procesos, metas y objetivos, pues este
elemento inmaterial entre otros, le proporciona a las organizaciones la posibilidad
de adecuarse y mantenerse ante las demandas del entorno cada vez más
cambiante y vulnerable en el que estas se desenvuelven (Argyris y Schon, 1978;
Kogut y Zander, 1992; Senge, 1994; Nonaka y Takeuchi, 1995; Chin, 2003;). De
lo anterior se puede considerar la importancia de identificar de qué manera el
conocimiento ha sido abordado, implicado y desarrollado en las organizaciones.
El conocimiento en su concepción
Varios autores han recapitulado los orígenes del conocimiento (Hessen, 1991,
Riesco, 2006 y Valhondo, 2008), mencionando, entre otros, lo siguiente:
Durante el Confusionismo (551 – 479 a.C.), se consideró al conocimiento como la
base para alcanzar la paz mundial, Platón afirmo que este elemento puede
alcanzarse, es infalible y tiene objetivos. Aristóteles, aseguro que la experiencia
es la base del conocimiento verdadero, pero la percepción - sensación es la
génesis real de todo conocimiento siendo tres los tipos de conocimiento:
inteligencia, intuición y sabiduría.
El Budismo, sostenía que las situaciones dolorosas de las personas eran producto
de su ignorancia, por lo tanto era obligación de las personas esforzarse cada día
por aclarar su mente, posteriormente Santo Tomas de Aquino, con la Escolástica,
combina la fe con la razón, considerando igual que Aristóteles, a la percepción,